Sin propio nombre propio
El Universo me echó hace tiempo de su infinitud. Me expulsaron de lo posible, me recordaron quién debía ser. La orden era tajante: tenía un nombre propio.
Intenté esconderme, no pensar, no ilusionarme. Pero aún si conseguía respirar al menos la nostalgia de poder ser otra, seguía atrapada en una férrea identidad acosada por voces que me pronunciaban incansablemente. Y yo nunca quise recibir una existencia devota de aquellos que me nombraban.
Perdida en el compromiso, dejo que pasen los días como historias lejanas casi inaudibles, probando a desvanecerme como una palabra escrita en la arena, presta a ser engullida por la indiferencia de la pleamar.
Pero sé que aún después de hacerme matar por los años, fundirán sádicamente mi nombre en la piedra que oculte mi cuerpo putrefacto, para conquistar terminantemente el recuerdo de aquella que fui sin quererlo.
Facebook: Eva Cubas