Inma Flores – Tejía historias de amor

Tejía historias de amor

manos tejiendo

Desde sus años más jóvenes, en los que tenía mucho éxito con los jovencitos, había aprendido a enlazar una historia con otra. No quería privar a nadie de su presencia ni dejar de descubrir una personalidad nueva. Así había transcurrido la mayor parte de su vida. Alguna vez pensó en contar en cuántos iris había depositado su pupila, pero desistió.

En ocasiones llegó a sentir algo especial, así que apuraba la labor y procuraba dejarla en barbecho en el costurero. No sabía si volvería a tejer ese mismo punto de nuevo. Las tenía de todos los colores, diferentes grosores de hilo, cientos de muestras de tejido.

Ninguna fue igual. Solo una de ellas la hizo suya alguna vez. No le gustaba, ni le hacía feliz. Tampoco deseaba repetirla. Sí, debió ser eso. Nunca soltó esa muestra.

Con el paso de los años comenzó a sentir frío en sus rodillas. Tomó un hilo nuevo, color cerúleo. Esta vez tejía como nunca. De hecho, nunca había sido tan feliz tejiendo.

La labor se iba extendiendo por su regazo, sus muslos, sus piernas….

Un día sintió pánico al pensar que debía cargar con ella y la apartó con brusquedad. Sintió frío, pero pensó que pronto se adaptaría nuevamente a las pequeñas muestras, y tejió más y más en un intento de crear nuevos tapices.

Pasaron los años. Sus dedos se embrutecieron, el gris de sus cristales se volvió opaco y comenzó a tiritar de frío. Sus huesos sonaban como tristes castañuelas. ¡Cuánto habría dado ahora por aquel calor azul donde ahogar los nubarrones de su existencia!

Sus ojos comenzaron a llover de forma apagada. «Un resfriado», decía. No se equivocaba, un resfriado eterno se había instalado en su corazón. Tejía historias de amor. Ninguna quiso hacerla suya.

Facebook: Inma Flores

4 comentarios

Deja un comentario