Cuento hasta cinco
Cruzo los dedos deseando que
la suerte se detenga delante de mi ventana.
Cierro los ojos, intentando
escuchar en las vías del tren
si te acercas, como en el Lejano Oeste.
Cuento hasta cinco,
uno, dos, tres, cuatro y…
no pasa nada.
No quiero que la decepción
se quede a vivir en mi mirada.
Me miro en el espejo y
le guiño un ojo a mi camarada.
El reflejo es tierno
y cómplice de mi deseo.
Cuento hasta cinco,
uno, dos, tres, cuatro y…
no pasa nada.
No quiero llorar, aunque las compuertas
de mi pecho quieren abrirse.
La esperanza me acompaña hasta la cama,
arropándome y prometiéndome
que mañana saldrá otra vez el sol,
y dejándome una pequeña luz
durante la noche, encendida
hasta por la mañana.
Facebook: Mar Zeraus
5.1.17