Te miro

Asciende boca blanca. Peces en las comisuras.
Avanza impetuosa.
La lengua acaricia tu espalda,
luego se deshace en espuma blanca.
Te lame los pies.
Como ser primigenio naces de ese mar,
con restos de conchillas pegadas a la piel.
¿Eres tal vez una estatua de sal?
Te amo porque aún pequeño
una honda sombra de desasosiego
comienza a hundir tus ojos.
Renaces del azul una y otra vez.
No conoces pudor: renaces
desnudo y todo azul.
Nota: Poema inspirado en la foto. El autor, con 11 años, bañándose por primera vez en el mar. Mar del Plata (Argentina).
Facebook: Rubén Mettini
Sublime mi querido, Rubén. Un besote enorme mi niño.
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Es hermoso este poema, me cala hondo y comienzo a amar yo también al niño que fuiste. ¿O acaso lo eres, en algún lugar?
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Memoria recuerdo, sensaciones,eterno retorno!
sublime!
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