La luna tiene amoríos…

 

 

Esta noche su corazón no es de cristal;

en otras, sus altas crestas elevaban plegarias,

pero esta noche, no había modo de arropar las nostalgias…

es una noche desmedida con brumas etílicas; olores a incienso

y tabasco, vino, jazmín y licores.

tiene una sed insaciable,

su boca chorrea gotas de delirio y quiere cubrirlo todo como

una amante avara, y escanciar su celo de locura sobre todos

sus amantes.

 

Galopa con sábanas verdes y el pájaro nocturno en su mirada.

Enfebrecida, con desasosiego delirante;

corretea entre vértigos.

¡quiero el calor humano ! -gritaba-

no quiero risas, caricias, ni besos caducados…

¡Esta noche ha de ser ardiente como la sangre!

Corre por los escarpados montes, por laderas, por los valles

y los mares.

 

Busca desesperada aquel pescador, al que rielaba

en las noches de cantos y jirones de suspiros enamorados.

Se asoma al río, al que va el delirio de aquel muchacho

junto con los vientos que se rizan entre juncos y tarajes.

Va a la alberca aquella, que en su pretil se sentaba,

su poeta,

aquel , que mirándola a los ojos, le decía cosas tan bellas

que encendían sus entrañas.

 

-Nada-

vuelve helada de

recorrer los pantanos, los tejados con su escarcha,

abrirse paso entre almendros para encontrar una charca.

– Y sus amantes no estaban-

clama por la contención del tiempo .

 

¡Que no llegue el alba macabra, cargada de luz, que mi noche turbe!

¡¡¡ya la siento que se embriaga, y con pasos leves se acerca la madrugada!!!

¡¡¡Ya se reclina desnuda sobre el alba!!!

 

Hoy prefiero vampiros transidos de lóbregas plegarias

en una mortecina cabriola de esa luz que se acercaba, vislumbró

unos ojos negros, negros y brillantes como el azabache,

que gemían y de mirar suplicante.

¡El mejor de sus amantes!…

¡ya no hay tiempo!

sube a colgarse otra vez del infinito, y a ser la blanda luna de nuevo.

 

En su vuelo, le llega el eco de «los te quiero»

que cada aullido va diciendo.

 

Facebook: Carmela Linares