La sonrisa de los árboles

Vi sembrando árboles de niño
en un día de sol hermosamente alto,
los árboles eran, apenas, pizcas largas,
bajo la luz formidable,
y esperaban temblando a ser plantados.
Hoy los veo de nuevo, 40 años después,
como magníficos garañones,
en el día de verano.
Esforzados guerreros
que extienden, inmensos, sus brazos
repletos de brisa.
Al igual que yo, asaltan el cielo,
y como yo,
como una sonrisa lucidamente triste,
los árboles mueren.
Facebook: Martín Abreu
Un hermoso poema. Me parece brillante la imagen de esa muerte con una sonrisa lúcidamente triste.
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Muchas gracias mi querido Rubén. Besos y abrazos del Alma.
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