Las hembras

Las hembras paren a sus hijos y entierran a sus maridos.
Después se mueren sin lamentarse,
con una comprensión que lo abarca todo.
No se rompen, se secan las lágrimas que saltan y siguen adelante.
Las impulsa la vida, no saben hacer más.
Las hembras desean, devoran, protegen,
lamen las heridas de los otros, nunca lamen las propias.
Desgarran la carne con las uñas, gritan con gemidos que atraviesan paredes,
atrapan con brazos y piernas, aspiran los aromas hasta el último aliento.
No abandonan: se desinteresan, genuinamente.
Quieren comerse el mundo en cada hombre,
echan un hombre al mundo en cada parto.
Viven, intensamente, y no esperan.
Escuchan las largas sinrazones de los que lo esperan todo.
Sonríen, a veces, con indulgencia.
Se exasperan, únicamente por sus hijos,
piensan que todavía hay algo por hacer, algo que pueden salvar.
No se creen fuertes, (lo son, sin saberlo).
Lo esencial las diluye y las seduce.
Hacia allá se dirigen.
Facebook: Ángela Molina
Foto: autor desconocido, internet
Reblogueó esto en MEGT. Eugenia Tavío.
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Bello!!! Fuertes como leonas y tan sensibles ……..
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[…] los hombres que se sientan identificados. Me sorprendo cuando leo que algunos poetas amigos dedican Las Hembras a sus madres y hermanas. Me sorprendo por la generosidad de alma que eso […]
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