El poeta y la luna
LUNA —Te he escuchado, terrícola iluso y arrogante. ¡Mucha fantasía! Yo solo soy la Luna… desde aquí les estoy observando hace ya muchos, muchos años luz. Siempre haciendo guerras, matándose unos a otros. Todo empezó desde que inventaron el poder y las banderas. ¡Ignorantes! ¡Estúpidos! Eso los volvió locos. Y las guerras continúan. Y la muerte sigue azotando vuestros pueblos terrícolas. Yo lo veo todo… lo sé todo… pero sigo aquí observando y callada…
Y cambiando de tema. Quiten de una vez el término “Lunático” de sus diccionarios. Según ustedes significa: “Que padece locura, no continua, sino por intervalos.”
Ja ja ja ja hay que ser ignorante y atrevido. ¿Entonces? ¿Cómo le diría yo a los “Terrícolas” para definirlos? Ja Ja Ja Ja… Pues yo diría: Que terrícolas son aquellos que padecen locura permanente e ignorancia ilimitada. Menos mal que hay poetas soñadores, pintores imaginativos y personas que me miran y creen en alguna utopía.
POETA — (Pausa) Pues… ¿Sabes una cosa? Me gusta mucho escucharte y esta noche te veo muy hermosa. Estoy pensando lo que dices y aunque a veces me resulta que le das muchas vueltas a las cosas…
LUNA — (Cortándole) Es lo que he hecho toda mi vida… Darle muchas vueltas a las cosas… Je, je… ¿Ah? Y muchas gracias por lo de hermosa.
Te quiero decir que agradezco tu atención. Que me gustan tus poemas. Que ustedes, los locos soñadores me acarician con sus palabras. Has de saber que los humanoides son los únicos seres vivos que tienen la cabeza erguida. Es decir que pueden mirar hacia el frente sin levantar la cabeza…
POETA —Interesante observación. Cada vez hay más terrícolas que solemos mirar hacia arriba, hacia las estrellas, hacia la esperanza. Nos conforta el paisaje de la noche, el silencio de la penumbra y la amplitud de nuestro cielo.
LUNA — ¡Qué cosas más bonitas dices!… Ya te he visto muchas noches observándome y quieto. ¡No te vayas a enamorar de mí por estar tan luminosa esta noche! ¡No seas tan ingenuo! ¡No seas tú también un lunático!…
Y bromas aparte, a ustedes, terrícolas ignorantes les va a faltar mucha, pero que mucha esperanza. Empezaron por no respetar los territorios, ni las vidas de inocentes, ni las culturas de los demás pueblos que desembocó en una escalada armamentista para dar lugar a una guerra económica… ¡Se van a cargar al planeta más hermoso de esta galaxia!… ¡Ignorantes!
Pero bueno, después de esta descarga no quiero despedirme sin oír un poema tuyo. ¿Serías tan amable?… Por favor.
POETA — Ahí te va:
La Luna, nuestro reflejo
La luna invade nuestro silencio…
sus misterios
son nuestros fracasos.
Su luz…
nuestras ilusiones.
Su redondez…
nuestra pasión.
Su lentitud…
nuestro pensamiento.
Su presencia…
nuestra vida
Su mirada…
nuestro rubor.
Y su existencia…
nuestra esperanza.
LUNA — Muy bonito, muy bonito, me ha gustado. Gracias por considerarme cercano a los sentimientos más hermosos de los humanos. Las noches me encantan porque es cuando puedo verles mejor. Ya sabes que por el día el sol me encandila…
Gracias por el poema. Que tengas una bonita noche. Yo sigo mi camino hacia el día de la otra parte del globo. Sigue con tus poemas a ver si la mente de los gobernantes se hace más sensible y se acaban estas guerras tan crueles.
POETA — Ese es nuestro deseo y nuestra esperanza. ¡Adiós señora luna! ¡Seguimos en contacto! ¡Adios!
Isaac Miguel Oropez
Muchas gracias por dedicarme esta noche. Ya saben que es el momento que puedo verles mejor. Por el día me encandila el sol.
Hasta siempre terrícolas… ¡Lunáticos!
Isaac M. Oropez
Precioso cuento. Digno de llevar a las escuelas.
❤️
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