Violeta, de Isabel Allende
Una reseña de Maruja Salgado

Poca presentación necesita la autora de La casa de los espíritus, solo unos apuntes para no olvidar que estamos ante una de las grandes autoras contemporáneas de literatura latinoamericana. Es chilena y profeta en su tierra, pues en 2010 obtuvo el Premio Nacional de Literatura de Chile. Miembro de la Academia de las Artes y las Letras de EEUU. A punto de cumplir 80 años, acaba de publicar la novela objeto de la presente reseña.
En Violeta, la voz narrativa la lleva la protagonista femenina de ese nombre. Aunque nos pueda parecer que está escrita en primera persona, pues empieza hablando de su nacimiento y va narrando las vicisitudes de su vida, la Introducción nos da una pista: la narradora escribe una carta a Camilo, personaje en principio desdibujado, pero que va tomando forma para cobrar importancia avanzada la historia. Se trata pues de una segunda persona narrativa y el género es claramente epistolar.
El relato arranca con una situación parecida a la que hemos vivido recientemente, la pandemia de 1918 que se llamó gripe española y desató los mismos miedos que han atenazado a la población cien años después. Esos mismos cien años lleva vividos la protagonista cuando, para cerrar la historia, da fin a la carta que viene escribiendo a Camilo. No me resisto a transcribir algunos párrafos referentes a cómo vivió su ancianidad: “Recuerdo que a los sesenta y cuatro años estuve al borde de abandonarme a la idea de envejecer, pero entonces…” “…Viví los treinta y cinco años siguientes con el mismo ímpetu de la juventud.
El espejo me revelaba los cambios inevitables de la edad, pero por dentro no los sentía para nada. Como el proceso de envejecer fue paulatino, la ancianidad me tomó por sorpresa. Vejez y ancianidad no son la misma cosa”.
En cien años a Violeta le dio tiempo de sobra para mantener varias relaciones; desde un matrimonio sin amor, pasando por una pasión destructiva, meros encuentros y en más de una ocasión, el amor compenetrado y tierno que todas anhelamos. La vida la fue llevando de joven inconsciente y poco interesada en asuntos políticos, aunque empresaria inteligente capaz ganar su propio dinero, a mujer concienciada y luchadora. El sufrimiento de pérdida no está ajeno en su larga trayectoria. Paralelamente se narran historias de otros personajes con los que va compartiendo el camino. Son muchos los temas que Isabel Allende trata, para no desvelar más de lo debido, diré que podemos encontrar feminismo en la lectura de este libro y que tampoco falta el realismo mágico, aunque en esta ocasión no destaque de forma central en el argumento.
Me gustó esta novela.
Maruja Salgado
Gracias Maruja. Buena obra de Isabel Allende.
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