Inma Flores – Sabores- El silencio

Sabores – El silencio

 

—     Dime madre,  ¿a qué sabe el silencio?

—     Sabe a azúcar, a veces a harina, otras a música sorda que no puedes escuchar.

—     Pero, ¿cómo sabes que es silencio?— preguntó la hija.

—     Porque sientes algo en el alma que no has podido escuchar.

—     ¿Cómo qué?— insistió la pequeña.

—     Sabe a sábana rajada cuando el dolor es grande y no hay diálogo en la pareja, sabe a piel de naranja podrida cuando descubres la mentira y  no puedes respirar, sabe a bilis cuando decides esperar a que alguien cambie  esperando que el amor “lo cure” todo, sabe a puñalada directa al corazón cuando entre mentira y mentira se escapa de sus labios la verdad, y al darse cuenta intenta seguir negando.

—     Pero madre, esos sabores son muy desagradables.

—     Sí, hija, pero el silencio tiene otros sabores, también. Cuando dejas atrás la naranja podrida, y vuelves a fijarte en el paisaje del camino, sin intención de mirar atrás, ese silencio sabe a algodón de azúcar.

Inma Flores

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