Testamento último
Y si muriera justo en este instante definitivo,
dejen que mi cuerpo vuele sobre el gris
de los acantilados de Sardina
Ahí reposarán aquella que fui,
los restos de mi ingravidez
convertida en cenizas
Si me muriera,
si este dolor agudo fuera cierto
o las células podridas
el aviso infame de La Parca
Hagan que mi voz se pierda en el horizonte,
que mis palabras sean azotadas
por la furia de septiembre
Les pido que abran las puertas de mis libretas,
¡me gustaría tanto contemplar el faro iluminado
de los pescadores ausentes…!
Así que, si acaso la fortuna
me regalara un final sin música,
suplico que mi pelo sea arrastrado
por las gaviotas mar adentro
y que mis labios sean sellados
por los besos salados del Teide
Quiero nadar hacia donde nadie me encuentre,
vencer al sueño eterno entre los peces
Si muriera justo en este instante infinito,
si me arrastrara el último aliento consigo,
permitan que mis pasos se fundan con la arena,
y que las olas embistan mi ausencia
contra el azul volcánico del Farallón
Ay, si sucumbiera hoy,
si mis latidos desistieran del camino,
no pido nada más
que decir adiós
abrazada
a un atardecer de Sardina.
Sardina, 27 agosto 2025
Josefa Molina
Comparte palabrayverso.com