Amor que ya no estás
entre las manos ciertas
que te deslizas nube
hoja en el aire
silbido en abisales distancias
de árboles solos
de pájaros en el suelo
amor sin la sombra
sin las caricias del otoño
que los cristales golpea
en el vano de las calles
y perros oscuros
que se alejan
mientras pasan barriendo las aceras
el zumbido de los vencejos
alicortos
en medialuna girando
y la ausencia
de bolsillos cerrados
de pasos
tal vez
en la sal de los ojos
amor
y sin embargo
tanta transparencia
en lo alto
tanto sol como aguja
en el pespunte de las horas
en el viento de los parques
en el silencio
tanta luz
tanta
que enloquece
para qué tanta
tanta
que tiembla
aquí
abajo.
Miguel Ángel Navarro Herrera
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