FOTO-RELATO Octubre

OCTUBRE


Aquella mañana del mes de octubre amaneció lluviosa. Las gotas habían golpeado sigilosamente los cristales durante la noche y, al abrir la ventana, el olor a tierra fresca se coló en su habitación.
A su mente llegó la imagen de unas botas manchadas de barro; de unas risas, saltando en un charco y de una ropa en la que el blanco se conjugaba con el marrón. Luego, la escena de una madre que simulaba enfado en un rostro en el que se dibujaba una sonrisa; de suave espuma acariciando una espalda mientras una niña en una vieja bañera intentaba atrapar pompas de jabón.
Y con aquel olor a tierra fresca regresaron los recuerdos de manos entrelazadas y besos que se escondían tras los árboles de la juventud: aquel primer y único amor; de dos niños que se tendían al sol y observaban con curiosidad cada elemento de la naturaleza como si fuese un tesoro recién descubierto.
Rememoró su infancia, su adolescencia, su papel de esposa y de madre y, entonces, de su rostro una lágrima brotó.
Aquella mañana del mes de octubre, desde la ventana de una habitación compartida con alguien cuyos recuerdos se habían borrado, amaneció lluviosa.

Carmen Quesada

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