TE RECOMENDAMOS… ‘Dos voces poéticas de Chile y Bolivia. Gabriela Mistral y Adela Zamudio’

‘Dos voces poéticas de Chile y Bolivia. Gabriela Mistral y Adela Zamudio’

Una reseña de Josefa Molina

Una de las cosas estupendas que te puede regalar la vida cuando tienes la fortuna de asistir a una Feria Internacional del libro, como a la que asistí hace apenas unos días en la ciudad boliviana de Santa Cruz de la Sierra, es la oportunidad de conocer a autoras y autores antes desconocidos, tanto contemporáneos como ya clásicos dentro de la literatura de los distintos países presentes en la Feria.

Este fue justo lo que sucedió con la obra Dos voces poéticas de Chile y Bolivia. Gabriela Mistral y Adela Zamudio, un tomo que fue presentado en el marco de este evento literario internacional en un acto abarrotado de público de mano de sus dos autores, la boliviana Alba María Paz Soldán y el chileno Pedro Pablo Zegers.

El hecho de que este trabajo haya sido realizado a dos bandas por los autores reseñados de ambos países demuestra el calibre y el valor de esta obra presentada en el marco de la Feria del Libro que, en esta edición, su vigésima sexta, ha tenido a Chile como país invitado.

No en vano se trata de dos destacados académicos y especialistas en literatura hispanoamericana. De esta forma, Alba María Paz Soldán, que es miembro de la Academia Boliviana de la Lengua desde septiembre de 2022, es profesora de Literatura en la Universidad Mayor de San Andrés de La Paz y ha ejercido docencia en universidades de España, Argentina y Ecuador. Fue coordinadora académica del departamento de Cultura de la Universidad Católica Boliviana San Pablo durante catorce años y ha publicado numerosos estudios sobre los universitarios y el aprendizaje de la escritura y la lectura. Por su parte, Pedro Pablo Zegers es director de la Biblioteca Nacional de Chile y ha sido director del Museo Gabriela Mistral de Vicuña así como conservador del Archivo del Escritor de la Biblioteca Nacional de Chile.

Lo interesante del volumen presentado es que, aunque ambas destacadas escritoras, la poeta y pionera del feminismo boliviano, Adela Zamudio, nacida en Cochabamba, Bolivia, y la premio Nobel de Literatura, Gabriela Mistral, son autoras nacidas en el siglo XIX nunca llegaron a conocerse. Sin embargo, la oportunidad de aunar a estos dos países vecinos a través de las figuras de dos de sus escritoras más insignes no solo no se dejó escapar sino que se celebró como una cita muy destacada dentro de la programación de la Feria del Libro.

El fin de las Academias de la Lengua de Chile y Bolivia que se dieron cita a través de esta obra conjunta estaba claro: brindar homenaje al acercamiento entre las culturas de ambos países a través de dos de sus figuras literarias más renombradas: Mistral y Zamudio.

Tal y como indicó Pedro Pablo Zegers, director de la Biblioteca Nacional de Chile, uno de los autores del volumen, el objetivo era situar a ambas autoras “una al lado de la otra, como si ellas se hubiesen conocido, como si ellas hubiesen conversado».

Se trataba pues de generar un diálogo imaginario entre ambas literatas a través de este libro, un diálogo muy posible ya que, aunque no se trataron nunca directamente, lo cierto es que ambas compartieron a lo largo de toda su vida inquietudes, luchas e ideas sobre diferentes temáticas que las acercan y que profundizan en temas como el papel de la educación, la visión patriarcal de la sociedad en la que se movieron, la importancia de la formación y de los libros y, sobre todo, la reivindicación de la igualdad y de los derechos de las mujeres.

El libro está estructurado en diferentes apartados en los que se incluyen no solo algunos ejemplos de la creación poética de ambas autoras, sino también pequeños textos en forma de breves ensayos y reflexiones, a través de los cuales podemos acercarnos al pensamiento de Mistral y Zamudio en torno a los temas que les preocupaban como la educación, el sentido de la vida, la necesidad de la lectura, la situación de la mujer en la sociedad de la época, la importancia del idioma y del papel social de las bibliotecas o la importancia de rescatar a los personajes y figuras ilustres de la conformación social y política de América.

El evento de presentación del libro fue uno de los más destacados del primer fin de semana de la Feria y contó con una sala repleta de personas ávidas por conocer un poco más de las figuras de ambas poetas así como con amplia presencia de autoridades de Chile y Bolivia, como el embajador y cónsul de Chile, además de figuras del mundo intelectual y académico de ambos países hermanos.

¿Pero quiénes fueron Adela Zamudio y Gabriela Mistral?

Adela Zamudio nació en Cochabamba (Bolivia) el 11 de octubre de 1854, su educación fue interrumpida cuando era muy jovencita dado que el acceso a la educación superior en su época estaba vedado para las mujeres. Sin embargo, continuó instruyéndose hasta convertirse en una escritora luchadora de ideas progresistas y defensora de los derechos de la mujer, lo que hizo de Zamudio una de las figuras femeninas más representativa del siglo XIX en Bolivia. Su extensa obra literaria, que se extiende desde 1887 a 1914, incluye poemas, novelas, cuentos y ensayos periodísticos.

Publicó sus primeros poemas bajo el seudónimo ‘Soledad’. Tiempo después se despertó en ella una vocación pedagógica comenzando su actividad docente. Al cumplir 30 años se declara célibe y da forma a la que será su primera obra: Ensayos poéticos (1887). Fundó en su ciudad natal la primera institución educativa laica dirigida a mujeres. Compaginará la enseñanza con el cuidado de sus padres y la publicación de artículos, poemas y cuentos. En 1913 publica el poemario Ráfagas y la novela Íntimas.

Según las personas especialistas en su obra, Zamudio revela en sus textos su preocupación por la situación social de la mujer de su época, ejercitando una constante crítica hacia las costumbres sociales de su entorno, emite sus ideas liberales sobre la religión y la educación así como reflexiona sobre la literatura boliviana y su propia producción intelectual. A través de su obra, cuestiona el rol de subordinación asignado a la mujer en la sociedad conservadora que le tocó nacer y vivir. De hecho, la adhesión de la autora a las ideas feministas de su época se evidencia en su obra ensayística como “La misión de la mujer,” publicado en 1922.

Zamudio pasó a la historia de la literatura boliviana como una de las más altas exponentes de la poesía en Bolivia. Su nombre y sus poemas más representativos aparecen en innumerables antologías e historias de la literatura. Falleció de una infección pulmonar el 2 de junio de 1928 a los 73 años de edad en la misma ciudad que le vio nacer. Pocos años antes había sido reconocida por el presidente de su país como la máxima exponente de la cultura boliviana. El 11 de octubre, día de su nacimiento, fue declarado en Bolivia como el Día de la Mujer, en homenaje a esta personalidad extraordinaria de la cultura y la sociedad boliviana.

Por su parte, Gabriela Mistral está considerada como uno de los principales referentes de la literatura chilena e hispanoamericana del siglo XX; por su obra, obtuvo en 1945 el Premio Nobel de Literatura, que constituye el primer reconocimiento de la Academia Sueca a las letras latinoamericanas.

Mistral nació el 7 de abril de 1889 en Vicuña, en la Región de Coquimbo. Fue bautizada como Lucila de María Godoy Alcayaga. Su madre fue Petronila Alcayaga Rojas, modista de oficio, y su padre, Juan Jerónimo Godoy Villanueva, profesor. En sus años de formación, la influencia de la profesora Emelina Molina, contribuyó en su decisión de dedicarse a la enseñanza. Hacia 1905, cuando iba a cumplir 16 años, inició su carrera docente como ayudante en la Escuela de La Compañía Baja.

En junio de 1922 viajó a México invitada por el Ministro de Educación mexicano, José Vasconcelos (1882-1959), con el fin de colaborar en la reforma educacional y la creación de bibliotecas populares en ese país. Este mismo año, en Nueva York, presentó su poemario Desolación, considerada la primera obra maestra de Gabriela Mistral. Los poemas de Desolación tienen su origen en la crisis emocional que le produjo el dolor por el fallecimiento de su enamorado, Romelio Ureta, quien se suicidó agobiado por las deudas económicas. Por entonces la profesora y poeta chilena contaba ya con 33 años de edad, pero la mayoría de sus versos los había escrito diez años antes. Luego vendrían sus obras en verso TernuraTala Lagar.

La publicación de Desolación le dio a Mistral reconocimiento y prestigio internacional, por lo que pasó a ser considerada como una de las mayores promesas de la literatura latinoamericana. También marcó el inicio de una serie de publicaciones en tierras extranjeras: en México publicó Lecturas para Mujeres en 1924 y, en España, la primera versión de su libro Ternura.

Durante la década de 1930, viajó por Estados Unidos, América Central y Europa como conferenciante e impartiendo clases. En 1932 inició su carrera consular en Italia, cargo que no ejerció debido al ascenso del totalitarismo italiano encabezado por el Partido Nacional Fascista de Benito Mussolini.

A finales de la década de 1930, círculos literarios de distintos países comenzaron a promover a Gabriela Mistral para el Premio Nobel de Literatura, reconocimiento que le llegó en 1945, siendo la primera mujer iberoamericana y la segunda persona latinoamericana en recibir un Premio Nobel. Años después de este reconocimiento de carácter mundial, en 1951, se le otorgó en Chile el Premio Nacional de Literatura. Mistral falleció en enero de 1957, en Nueva York, víctima de un cáncer al páncreas. Tenía 67 años.

De orígenes muy humildes, el mundo de ambas literatas transcurre entre la importancia de la educación y la reivindicación de la figura de la mujer y el acceso de la formación para las clases menos pudientes, ámbitos que demuestran su conciencia social y el valor que le otorgaron a la creación literaria para realizar activismo político, lo que son sin duda algunas de las claves que hacen que ambas intelectuales conversen entre ellas en el imaginario de este volumen Dos voces poéticas de Chile y Bolivia, uniendo a través de la cultura y la literatura lo que muchas veces se rompen a través de la política y los intereses económicos: el sentir de un solo pueblo y de una sola raza, la humana. 

Josefa Molina

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