Mujer
de lucha,
calla,
siglos de sombras,
en ahogo.
Sobre espinas de miedo,
alza su cambio de sino.
Se refuerza,
en alas de un anhelo.
Las llaman frágiles, y son la tormenta de la mano herida, con paso cansado,
que abre sendero
donde no hubo atajo.
En la aurora,
hoy su voz vibra,
resplandece,
es el faro que estremece.
Sin cadenas,
de un eco, es
su dueña.
Loli Moreno