EL ÚLTIMO VIAJE
Dobla la ropa con esmero, mientras unos ojos curiosos la observan desde la puerta. Ana revisa la lista mental que ha hecho. De pronto, se lleva la mano a la frente, al acordarse de un objeto importante que casi deja atrás. Dentro del armario guarda una cajita de madera. La acaricia y le hace un hueco en la maleta.
Julián se acerca, arrastrando sus zapatillas y mira la hilera de camisas y pantalones sobre la cama. Su hija le sonríe y le comenta, con paciencia, lo que tan solo unas horas antes le había contado. Él pliega los ojos y en su cabeza se mezclan imágenes imprecisas de trenes, paseos y sol. Ana le aprieta su mano encallecida y desea fervientemente que este viaje traiga a su mente una marea de recuerdos.
Hace muchos años que no visitan el pueblo. La vida frenética de la ciudad ha difuminado las largas tardes de verano, la danza circular del tiovivo, el juego del escondite, mientras los mayores reparten cartas bajo la sombra de los ciruelos.
Ahora, esos recuerdos se hacen más vívidos. Ana contempla a una niña con el pelo ensalitrado, hundiendo sus pies en la orilla. A su lado, un hombre le da la mano y juntos recogen miles de caracolas. Por la noche elige las más hermosas y las guarda en la cajita que le regaló su abuela.
El sonido del mar inunda el dormitorio y llega a sentir bajo sus pies el cálido roce de la arena.
En ese momento, la voz de su padre la trae a la realidad. De nuevo, la misma pregunta, de nuevo, la misma sonrisa.
Julián la mira, confuso. Ana le besa en la frente y le promete que van a estar bien. Quizás no vuelvan a viajar juntos, no quiere pensar en eso. Este, será un viaje especial, antes de que el viento borre cualquier pensamiento.
Cogerán ese tren, pasearán bajo el sol y contemplarán a los niños girando en el tiovivo. Andarán por la orilla de la playa, escucharán el rugido del mar. Todo será igual que entonces. El tiempo quedará atrapado en ese viaje. Solo que, esta vez, Ana le dará la mano a su padre y será él quien guarde en su cajita miles de caracolas.
Mariola Correa Espinosa
