DISNEA
Hay días en los que uno
no da con la ecuación exacta.
A veces no logras ni poner
un pie en el suelo,
aunque avanzas sin la cordura
de un mar de dudas.
Se impone la voz inocua
de este anhelante viaje.
El sabor incoloro
de las palabras a destiempo.
La alegoría de la tristeza
sin lugares donde anidar.
El cauce dormido de las calles
alargadas y débiles.
Hay una ciudad sin mesura
en los resquicios
de esta razón olvidada.
Sucede que los días
se ven mejor al trasluz,
que las ideas existen
en la mente del que transita
a solas por su propia disnea.
Y al final de todo está
esa imprescindible mirada
por donde resuena el grito.
Hay un ímpetu
con olor a deshaucio
en el centro de cada verso.
El éxito de la oscuridad
pese a las miradas sin rumbo
de los ojos impávidos
de esta razón olvidada,
Los arañazos
de esta palabra inconclusa.
Eduardo García Benítez
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