TE RECOMENDAMOS…Habitación 241 de María Jesús Alvarado

Habitación 241 de María Jesús Alvarado

Una reseña de Rubén Mettini

El poeta solo tiene la herramienta de la poesía para enfrentarse a la muerte. Esta circunstancia categórica nos pone ante infinidad de interrogaciones: ¿Cuándo llegará?, ¿en qué lugar ocurrirá? Y, sobre todo, esa pregunta sin respuesta: ¿qué ocurrirá después?

Habitación 241 (Editorial Puentepalo. 2019) es un hermoso poemario motivado por la muerte. María Jesús Alvarado explica que la primera parte del libro fue escrita volando sobre el Atlántico desde Houston hasta Londres, intentando asimilar los hechos ocurridos en los días anteriores.

Los poemas de esta primera parte nos cuentan que una prima hermana de la escritora, una mujer segura, dedicada a los negocios, llega a la habitación de un hotel de Texas –la habitación 241 del título– por una estancia breve, pero allí queda detenida, sin esperarlo, sin preverlo, suponiendo que superará la adversidad… La estancia se prolonga. Enferma de cáncer, morirá en la habitación del hotel. En esos días, acudirán la madre, los hermanos, las primas para compartir su dolor.

El aspecto narrativo de lo ocurrido en esa habitación de hotel y la escritura apresurada en el vuelo no mengua la carga poética de los versos. En cada uno de ellos, con delicadeza, con desgarro, con desconcierto, la escritora cuenta los días últimos de esa mujer y las acciones de los parientes que la rodean. Hay un poema que habla de la televisión que hasta ese día había sido ignorada. La encienden para ver la entrega de los Oscar en Hollywood. Cito el poema:

Como cosa especial, hoy han encendido la tele.

Las primas hablan entusiasmadas.

Comentan los detalles

y extienden la pasarela hasta la cama.

–“¡The red carpet!”, dice la cuidadora.

Celebran el glamour de las bellas actrices

que desfilan camino de su premio.

Vestidos, sonrisas, escotes y tacones.

Protagonistas y secundarias,

todas hermosas.

–“¿Has visto su peinado?

Se me parece a ti”, dice la madre.

Ella no mira.

Pelona y con la vista perdida

recuerda aquella melena castaña

que todos admiraban,

y piensa en lo aburrida que estará

al fondo del armario

la cara peluca que la sustituyo.

La congoja surge aquí de ese choque entre el brillo de los Oscar –vestidos, escotes y peinados– y la pesadumbre de quien ha perdido su cabellera. El poema cuenta mucho con una simple escena donde colisionan el esparcimiento y la amargura.

La segunda parte fue escrita cuando Alvarado volvió a su casa. Allí, junto al dolor arrastrado por la pérdida de un ser querido, surgen las interrogaciones citadas al principio de la reseña. Y hay un poema que se hace eco en mi interior, quizás porque la poeta y yo nos hacemos idénticas preguntas. Citaré solo un fragmento:

[…] como percibiré el momento exacto

de la despedida,

ese aliento final

como de alivio, dicen,

el preciso instante

sin vuelta atrás

en que me escurra entre los dedos

delgados del tiempo, […]

La elegancia y fineza desplegada en sus poemas, incluso cuando toca un tema tan doloroso como la muerte, forman parte del estilo de Alvarado, un estilo que consigue expresar mucho con pocas palabras y siempre muy precisas. A pesar del dolor, la autora propone enfrentarse a la pérdida con una actitud positiva. En una entrevista en el periódico Canarias 7, refiriéndose a la muerte, comentó:

No hay que tenerle tanto miedo y disfrutar de lo que tenemos, de cada segundo que estamos vivos: de la vida, del aire, de los amigos, las parejas, los hijos, de todo lo que nos acompaña y es bueno. Nos entretenemos tanto en lo negativo o en lo que nos falta que no nos damos cuenta de que cada día es un regalo. La muerte nos ayuda a descubrir lo importante que es la vida.

Sobre la autora: María Jesús Alvarado nació en Las Palmas de Gran Canaria en 1960 y pasó su infancia y adolescencia en el Sáhara. Estudió Magisterio en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y Psicología en la Universidad Autónoma de Barcelona.

Publicó a partir de 2002 los libros Suerte Mulana, Extraña estancia en el 2006 y algunos otros títulos. Sus últimas publicaciones fueron El principito ha vuelto en 2015, Soy lo que ves en 2018 y el que nos ocupa: Habitación 241 en 2019.

Además, la escritora ha dirigido varios documentales, con la productora Almacabra. Entre ellos, La puerta del Sáhara en 2006 y San Mao, la vida es el viaje de 2016.

En el encuentro de Artebirgua de este año, en Juncalillo, adquirí dos poemarios editados por Puentepalo, una editorial pequeña, con pocos títulos, pero con autores bien elegidos. Habitación 241 es un precioso libro. Si lo consiguen, no dejen de leerlo. Y estaremos atentos a los próximos autores publicados por Puentepalo Editorial.

Rubén Mettini

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