TE RECOMENDAMOS…Entre visillos, de Carmen Martín Gaite

Entre visillos, de Carmen Martín Gaite

Una reseña de Maruja Salgado

Nacida en Salamanca en 1925, sus primeros trabajos aparecieron en revistas de posguerra. Se había licenciado en Filosofía y letras y más tarde se doctoró en Madrid. En esta ciudad se relacionó con escritores de su generación, siendo ella la que destacó como novelista. Obtuvo el premio Café Gijón en 1954 con su primer libro, El Balneario, compuesto por una serie de novelas cortas. En 1957, escribió la novela que nos ocupa. Escribió fundamentalmente narrativa, cultivó también el ensayo con obras como: La búsqueda del interlocutor y otras búsqueda. Con Usos amorosos de la posguerra española, obtuvo el XV premio Anagrama de ensayo; en 1988 el Premio Príncipe de Asturias y próxima su muerte, ocurrida en el año 2000, recibió en 1994 el Premio Nacional de las Letras por toda su carrera literaria.

En Entre visillos, Martín Gaite quiso presentarnos un retrato en blanco y negro de la juventud burguesa de la época franquista. Cada sexo tiene muy marcado cual es su espacio en la sociedad. Al tratarse de una novela coral, no hay en ella protagonistas destacados, las actuaciones de los personajes masculinos y femeninos se suceden y entrelazan en una suerte de caminos trazados; sobre todo con respecto a las mujeres, que no solo están sometidas a las decisiones de sus padres, sino también a las de sus prometidos, pues es el matrimonio la máxima aspiración a que tienen derecho. Si alguna trata de funcionar con sus propias reglas es vista como un bicho raro. Pasan la vida “entre visillos”, visitándose unas a otras y asistiendo al casino las tardes de domingo, como único entretenimiento, arrastrando un hastío del que erróneamente creen que las va a salvar el matrimonio.

Carmen Martín Gaite emplea en esta novela el diálogo al estar en escena varios personajes, también la tercera persona y hasta la primera. En cuanto al lenguaje es sencillo y directo con profusión de palabras propias del habla de la juventud de la España peninsular de los años 50 y 60, como: “mona”, “hija”, “cucada”…

El final de la novela queda abierto, podemos imaginar el futuro…

La autora no lleva a cabo una crítica social descarnada; ella te presenta el día a día: los movimientos de los varones, más libres, aunque dentro de unos límites; las aspiraciones y el conformismo de ellas… Te lo pone delante para que tú lectora o lector, seas quien saques conclusiones.

Se lee muy fácil y conviene tener presentes las circunstancias de cada periodo de nuestra historia.

Maruja Salgado

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