TE RECOMENDAMOS…El silbido del arquero, de Irene Vallejo


El silbido del arquero, de Irene Vallejo

Una reseña de Pepa Marrero

He disfrutado desde la primera página hasta la última de la lectura de esta novela de aventuras, guerra, exilio y amor. En torno a estos temas centrales se desarrollan otros que están presentes desde el comienzo de la historia conocida de la humanidad hasta nuestros días, como los conflictos que generan las guerras, las dudas, el odio, el destino, la suerte, las creencias y un sinfín de cuestiones.

La autora ha creado una obra que nos permite acercarnos al relato contado por Virgilio en la Eneida y lo hace de una forma magistral, logrando llevarnos de la mano desde el principio y mezclando historia, mitología, leyenda y mucha, muchísima poesía. Quiero decir que usa una narrativa muy poética, unas descripciones plásticas maravillosas. En definitiva, me ha resultado, como dice en la contraportada: “ un homenaje al arte de contar historias y al valor eterno del mito”.

Me parece admirable que sea Vallejo la voz de cada uno de los personajes de la historia y que lo haga en primera persona, hablando directamente con el lector y con una naturalidad increíble. La sensación que he tenido es que cada vez que cogía el libro me reunía con un grupo de personas y un dios que me iban contando sus batallas, nunca mejor dicho. Además, me deleitaba con la extraordinaria habilidad y fluidez con que maneja el lenguaje y las palabras.

Me parece impresionante la forma de meterse en la piel, por decirlo de alguna manera, de Eros. Si ya, como he dicho antes, me resulta admirable que sea la voz de cada uno de los personajes, lograr sentir, pensar, creer y expresar como un dios es, desde mi punto de vista, tener una capacidad creativa inmensa y un arte asombroso.

Sin intención de desvelar nada que pueda estropear la intriga, voy a copiar un pequeño párrafo a modo de degustación. Habla Eros: “… Yo muevo los hilos, yo creo la ocasión, favorezco los encuentros y los reencuentros, construyo las casualidades, yo insuflo la impaciencia del deseo. No es poco: los hombres no saben cuánto dependen sus amores de las oportunidades. En realidad no hay un amor sin azares. Pero no basta… Subsiste el misterio de su libertad, que guardan en algún lugar inaccesible para mí, en sus adentros.

Hay más: yo soy testigo, pero nunca me ha sucedido a mí. Yo toco la nuca de los vivos y percibo cómo se eriza su piel. Les oigo hablar de sus placeres, de sus alegrías y sus nostalgias, pero no las experimentaré jamás. A los dioses nos están negados dos acontecimientos: el amor y la muerte. No hace falta decir que nuestra curiosidad por ambos es desmesurada”.

Espero que, si te animas a navegar por esta lectura con Eneas y el resto de los personajes, disfrutes tanto de la aventura como yo.

Pepa Marrero


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