Antonio Arroyo Silva – Décimas a Manuel Díaz Martínez

DÉCIMAS A MANUEL DÍAZ MARTÍNEZ



Escribir fue su condena,
escribir su salvación
Unos ven en ello un don,
otros ven una cadena.
Y cuando la cosa suena
a que te sales del tiesto
hay quien con afán enhiesto
señala el muro, la inquina
Y hay quien al muro se inclina
y te abraza con su gesto.

Y te abraza con el gesto,
así, de frente, sin más
que un libro tuyo. Y además
con el amor tan dispuesto
a sembrar aquello en esto
de decir en poesía
lo que marca la armonía
de nuestra respiración.
Entre el tumbao y el son
tus palabras se hacen mías.

Tus palabras se hacen mías
porque son tuyas. Por ellas
han de salir las estrellas
a esparcir tus letanías.
Tus palabras se hacen mías,
cuando escucho el quebranto
que se esparce por tu canto
hasta que llega a mí paz
por el envés, por el haz.
Muevo ficha y no me planto.

Mueve ficha y no te plantes
ni aun con firme amenaza,
ni aún colgando en la plaza
de una soga sin diamantes.
Ni por esas te me espantes
sabiendo que mover ficha
no vas a encontrar la dicha.
Manuel Díaz fundó su ética
sobre el cairel de la estética.
Desde ahora y desde antes.

Desde ahora y desde antes
sólo brilla lo que nace.
Lo que naciendo desnace
y no aspira a los diamantes,
sino a vidrios rimbombantes.
La serpiente en mala hora
tu luciérnaga devora
no por hambre, por la lumbre
qué desprende su costumbre.
Por el brillo te devora.

Por el brillo te devora
aunque no quiera brillar
la maresía en el mar
y en cada mar su albacora.
Y porque nada decora
las negras testas vigentes,
hay envidias florecientes
que florecen en la hiel.
Sean pues de don Manuel
mis palabras disidentes

Mis palabras disidentes
que desprecian la mentira
ponen a punto la lira.
Por las cosas diferentes,
mis palabras disidentes.
Puestos a decir verdades
no hay estados, no hay edades
donde no poner la coma
y el cielo nos reconcoma
si en ello hubo maldades.


Antonio Arroyo Silva

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