Contemplaciones
En este lugar cae siempre mi mano
de una manía incierta en el ir
a la entrada del parque,
donde nos sentamos a convocar
conjuros de día y acertamos
a pasar el atardecer.
Los niños han venido
caminando con nosotros,
los balones juegan,
se cortan en aquella fuente
de agua posada,
en que alguien escondió
un cristal hiriente.
Siempre anda el invisible
entre nosotros,
así son los sustos.
La memoria me asoma
a la cicatriz de los álamos,
ellos acompañan al viento.
Tal vez haya un manual
en que mi mano no se duerma
y el acontecimiento no me sea
la agitación.
Loli Moreno
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