Conversando…

Dos amigos sentados bajo un árbol conversaban sobre sus inquietudes y los interrogantes de la vida. Reflexionaban sobre lo humano y lo divino, de pronto, uno le pregunta al otro.

—Oye, de ser animal, ¿qué animal te hubiera gustado ser?

—¿Animal? Animal somos los humanos, pero animales racionales. Aunque hay muchos que de racionales tienen poco.

—¿Por qué dices eso?

—Porque los hay que no utilizan el raciocinio y son empujados por su instinto animal. Los prepotentes muestran la fuerza de su soberbia poniendo en peligro la paz y la convivencia. Las consecuencias de los enfrentamientos violentos y las guerras son fruto de la sinrazón.

—Verdaderamente, la ignorancia es muy atrevida, pero no te atrevas a decirle a un altanero que es un ignorante, no hay mayor peligro que estar frente a un animal herido.

—Mente, cuerpo y espíritu. El ser humano es un ente muy complejo que tiene un cuerpo animado por un espíritu. La espiritualidad no es religión, es el medio para el desarrollo humano que nos ayuda a entender el significado de la vida y la condición humana.

—Tu filosofía de vida es seductora, pero a mucha gente no le convences, porque no creen en lo espiritual.

—“Pienso, luego existo”, dijo el sabio, y yo digo, “existo porque pienso”. No trato de convencer a nadie, cada uno de nosotros tenemos nuestra propia evolución vital y cada uno pasa por diferentes pruebas que son las que conforman las creencias. Somos libres de creer, pensar y opinar, pero la verdad de nuestra existencia, solo el Creador la sabe.

No somos seres humanos atravesando una experiencia espiritual; somos seres espirituales viviendo una experiencia humana”. Teihard de Chardin.

Margarita Ojeda García