SOLO
Abrió los ojos agitado
y no sabía si había nacido
por ventura o desventura,
si dentro de su envoltura,
el frío que caló en su cuerpo
se iba a quedar para siempre.
Abrió los ojos más agitado,
y no entendía
si su mundo marchitaba o florecía,
no distinguía ni las formas ni los colores
que se movían.
Abrió los ojos con premura
y rompió en un llanto desesperado,
buscando el calor que no llegaba.
Cesó en su llanto.
Abrió los ojos resignado,
encapsulado en el frío,
despertó de su letargo
observando ese mundo,
del que no sabe
si marchitado o florecido,
si ventura o desventura,
o si siempre solo.
Rosario Ibrahím Armas
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