Filosofía para bufones, de Pedro González Calero
Una reseña de Roberto Iglesias
En la antigüedad clásica el desarrollo de la doxografía dio lugar a un género literario propio y único: el Bios, colección de anécdotas biográficas y a veces hasta espurias, que lograban retratar, incluso con cierta dosis de humor, el modus vivendi de los filósofos mencionados.
El Bios era pues un complemento vivencial a las propias tesis filosóficas del autor y lograba dotar a este de una vivacidad cotidiana no exenta de humor. Además, el humor que se desprende de dichas anécdotas no es meramente jocoso sino que posee in nuce, una estructura argumental y lógica que reproduce con gran acierto el logos de la tendencia filosófica recogida.
Con el tiempo ese modo de fabular se ha convertido en clásico y no hay filósofo del cual no se pueda contar una sarta de anécdotas más o menos hilarantes y que le retratan desde el mundo de la vida.
Así pues, y por todo ello, es este un libro netamente recomendable que nos aproxima desde a sonreír desde el filosofar cotidiano.
