El pie descalzo
Su pasión desde que su memoria le permitía recordar, era revisar, mirar, estudiar los accidentes de tránsito. En la adolescencia se inclinó por examinar las posiciones de los cadáveres y muy especialmente la relación del cuerpo y el calzado que se les desprendía de un pie cuando morían trágicamente. Era solo un pie el que quedaba desnudo sobre el pavimento. Estudió para abogada y se especializó en criminología. Nunca dejó de examinar el pie descalzo de quienes perdían la vida en las carreteras, calles y avenidas de la ciudad. En su ordenador, comparaba archivos, posiciones, colores y tipos de zapatos; los ordenaba por tamaño y tipología del pie. Luego se dedicaba a explorar en la vida que llevaban los dueños del calzado despedido al momento de fallecer.
Entre sus hipótesis preliminares, lo único que tenía en claro, era que algunos de ellos, habían tenido alguna premonición de los que podría sucederles… pero solo era una hipótesis. Así siguió por un tiempo hasta que un sueño se le volvió reiterativo. Desde entonces, ya no subió más a ningún tipo de transporte que se moviera a motor y sobre el pavimento. Iba a su trabajo caminando y limitó sus salidas a zona donde no tuviera que usar autobuses, motos, patinetes o coches. Su vida se tornó predecible y tranquila. Tal vez aburrida, desde aquella noche en la que soñó que moría en accidente de tránsito y su zapato izquierdo estaba a pocos metros de su cuerpo. Esa mañana, al despertar, su calcetín estaba a tres metros de la cama y su pie izquierdo tan descalzo como en la calzada.
Marlenis Castellanos