Innecesarios e Imprescindibles de Rubén Mettini

Una reseña de Maruja Salgado
Rubén Mettini, nacido en Buenos Aires, Argentina, es un ciudadano del mundo. Ha viajado por diversos países, y se ha establecido en lugares que le han permitido tener el mar en el horizonte de su mirada, tal vez añorando a su Mar del Plata, ciudad en la que pasó largas temporadas de infancia y adolescencia, allá en su país natal. Uno de estos lugares vividos es Barcelona; allí desarrolló durante años su actividad docente –es licenciado en Economía y en Filología Románica- y publicó su primera novela De vidas encastradas. Ha obtenido premios y cuenta con una producción literaria nutrida y variada. Mettini es también un gran poeta y sus versos, al igual que la prosa de este libro, saben conectar con las emociones de quien los lee. Reside en Gran Canaria, persiguiendo al mar, desde hace años. En esta tierra ha creado sus últimas obras. La que nos ocupa es de 1921.
Varios óleos del pintor estadounidense Edwar Hopper (1882-1967), sirven de escusa al autor de este libro para crear una serie de relatos basados en ellos, según reza en la portada. Sin embargo, estoy de acuerdo con las palabras de Yoly Hornes en el Prólogo: “Una vez imaginada la historia, se aleja del cuadro, para internarse por territorios inexplorados y nos lleva con él en esos arriesgados viajes de descubrimiento hasta el fondo del abismo humano.” También el propio autor nos dice en el Prefacio: “El cuento se distancia del óleo y sigue sus propios senderos.”
La pintura de Hopper pasó por diversas etapas, hasta la adopción de su estilo característico que se ha denominado realismo estadounidense, enclavadoen el movimiento modernista. Muchas de sus obras reflejan interiores sobrios, recogidos, que transmiten a los personajes que los habitan, una pátina de soledad, de introspección y a veces de angustia. Y, aunque Mettini se aleja del cuadro… y …sigue sus propios senderos, crea en sus relatos la atmósfera del óleo para ponerse en la piel de los personajes femeninos representados en el lienzo. Al igual que ya hizo en Helena herida, es capaz de mostrar con sus palabras las íntimas reflexiones y las emociones de una mujer. Esta mujer protagonista, que casi siempre narra en primera persona, también se permite en uno de los cuentos, Noches de Varsovia, contar en segunda, interpelando al propio autor.
Mención aparte merece el óleo elegido como portada del libro, que, aunque nos sitúa en un soleado y tranquilo paseo en barca, Mettini le da la vuelta al ambiente y en el transcurso de su cuento, nos aleja de ese idílico espejismo para crear un relato inquietante.
La temática de Innecesarios e imprescindibles tiene como eje central las relaciones amorosas; siempre diversas, cargadas de ilusión y entrega, pero también de desengaños; mujeres que se olvidan de sí mismas y erróneamente se creen amadas, infancias difíciles que crean inseguridades adultas, dolor de personajes atormentados que arrastran traumas del pasado, amor a dos o a tres, diferentes historias un punto desgarradoras que tienen, sin embargo, algo en común: una recomposición final de esperanza.
Así mismo diversos son los escenarios que el autor elige como fondo de sus relatos, los desparrama por Europa y Estados Unidos, tal vez según las vibraciones que del propio cuadro se desprendan y él haya sido capaz de captar.
La vasta cultura musical y literaria de Rubén Mettini se pone de manifiesto con variadas citas a autorxs y sus obras: Mozart, Chopin, Sartre, Camus, Beauvoir, Bergman…, aparecen, dando riqueza al contexto de los cuentos.
Mettini se muestra en este libro como un autor sensible, profundo, que entra en las emociones humanas, además de culto, imaginativo y amplio conocedor de la geografía de los lugares que toca.
Diez relatos que, ilustran a o ilustrados por, diez imágenes a todo color de cuadros del pintor citado. Un buen libro con una preciosa presentación.
Maruja Salgado