Vereda sin vida

Condúceme hasta el libro

abierto entre horizontes

donde un banco vacío

sin letras y sin nombres

reclina su esperanza.

 

Atraviesa la estepa

bajo la sombra muda

del árbol que me espera

creciendo entre la bruma.

 

Las aves se alinean

con su mágico vuelo

ante ese sol poniente

que besa mis desvelos.

 

Y cuando el libro viejo

de hojas amarillas

descarte mi llegada,

que sean otras vivencias

las que dejen su huella

-si en él no escribo nada-.

 

La vereda sinuosa

escapa a los destinos

cerrando otros caminos

con soledad abyecta

de vida silenciosa

abriéndonos su puerta.

 

 

Nieves Merino