IMPERDIBLE
Con un imperdible
cosió sus primeros años de vida.
En la cartilla de nacido
seguía su nombre incompleto,
un número asignado de por vida,
su cuerpo desnudo,
huérfano de latitudes humanas,
y un alma
que las líneas de aquel cuadernillo
daban pulso a su existencia.
Con un imperdible
se agarró a la madeja
como al dedo fraternal,
que dando impulso a su fuerza,
brotaba su esencia.
Con un imperdible,
de la madeja humana
deshiló a sus ancestros,
y como un desgarro en su vientre
los arrancó para siempre.
Sin olvidar imperdible
siguió sus reglas
descosió veredas y cosió caminos,
encauzando su mundo
como un arroyo en su cauce,
aprendiendo a ser y a estar,
a encontrarse,
a conocerse.
Rosario Ibrahím Armas
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