El Otro
Me miré en el espejo y no me recordaba…
Los mimos del sol
la ternura de la brisa
el candor de las estrellas
la bravura del mar
la travesura de la lluvia
no los veía.
La sonrisa de mis padres
la risa de los amigos
el regocijo de los bebés
el sabor de la lectura
la caricia de las mañanas
no aparecían.
La promesa de los besos
la venida de los sueños
el arrullo de las caricias
la euforia del futuro
la alegría de las miradas.
Me miré en el espejo pero no se reflejaban.
Había un otro que no era yo
un otro que ya conocía
que venía en las penumbras
en los desvelos de noches
en las caras apagadas.
Saltaba desde las sombras porque desde allí me esperaba
y se colaba en mis anhelos
afilaba mis reproches
mis oscuros presagios
los miedos
mis suspiros
mi nada.
Y se apoderó de mí mismo y volver no me dejaba.
Yo quería que se fuera, que regresara el yo de antes
el que amaba la vida
el que se quería a sí mismo
el que disfrutaba.
Entonces lo odié por eso
por mantenerme alejado
por evitarme la dicha
por crearme ese rencor
por destrozarme el alma
Y odiando llegué a sentirle,
porque ese otro era yo mismo,
a notar su desdicha
el ardor de su angustia
su lacerante cinismo
su deseo no estar allí, de no saber por qué estaba.
Y el odio fue cambiando a pena, a lástima
por eso decidí ayudarle
a marcharse
a que tampoco sufriera
a transformarnos los dos en algo bueno,
que de ambos emergiera
esperanzado, sereno
un yo que iba a intentar.
Me miré en el espejo y no me recordaba…
Abandoné su reflejo y comencé a trabajar.
Kike Quintana
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