Teresa Ojeda – Luz de verano

Luz de verano

La luz de verano ha vuelto; traspasa sin pudor los cristales de mis ventanas. Cada día, muy de mañana, ella me anima a abrir los ojos. Estoy aquí, me dice luminosa. Estoy contigo, me comenta enamorada. Y yo la recibo con júbilo. Cómo no hacerlo si a lo largo del año la he extrañado, si la amo, si le soy fiel, si vivo por ella y por su cálido abrazo.

La maravillosa luz de verano ha vuelto. Ya está aquí, conmigo. Ella sabe cómo la adoro, cómo me llena de todo lo bello que hay en este mi pequeño mundo, en mi rincón, en mi mínimo espacio… Estoy tan contenta… Lo puedes creer; la luz de verano, ahora, y durante un tiempo, se ha venido conmigo a vivir a mi casa.

Es un poco mandona, lo reconozco. Me obliga a madrugar, a planificar el día a día que ella embellece con intensos colores, con azules plenos, con verdes, con tonos naranjas… Con apetecibles olores a fruta madura, a papas recién cogidas. A Cebollas rojas… a todo lo bueno que la tierra ofrece.

Y, ¿cómo no hablar de las zonas costeras…? de la luz de verano que inunda las aguas de reflejos platas… de leves murmullos de olas pequeñas… de playas calientes de rocas repletas de lapas, erizos, cangrejos… de niños jugando a marinos o soñando con sirenas… de jóvenes que pasean amores de verano, de viejos que vivimos recordando lo que un día fuimos.

La luz de verano ha vuelto y yo la atesoro. La guardo en mis ojos, la extiendo en mi piel como ungüento de hadas, como elixir de dioses… Así cuando la luz me deje y en mi casa vuelva a reinar la sombra que ahora se esconde en rincones recónditos, tras muebles y puertas; cuando el otoño llegue y luego lo haga el invierno, estaré tranquila y esperaré confiada. Esperaré a que la luz de verano vuelva a entrar por mis ventanas y, seguro, la recibiré con las mismas ganas.

La luz de verano ha vuelto, esa frase aglutina toda la felicidad anhelada.

Teresa Ojeda

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