La mala costumbre, de Alana S. Portero
Una reseña de Pepa Marrero
La novela es, tal y como encabezan todas las reseñas que he leído sobre ella, el desgarrador viaje vital de una niña atrapada en un cuerpo que no sabe habitar.
No es una lectura agradable. Es agobiante, angustiosa, claustrofóbica. Es un puñetazo de realidad contado con mucha maestría y una buena dosis de poesía. Gracias, precisamente, al alto contenido poético, la gran cantidad de metáforas y al arte que tiene la autora para narrar, la lectura se hace adictiva. Puedo decir que en dos días la terminé y soy una lectora pachorruda, pero esta narrativa tiene la magia que tienen las obras que enganchan desde que te zambulles en la primera página.
La autora, además de manejar admirablemente la narración, tiene un conocimiento muy amplio sobre música, teatro, cine, historia medieval y, precisamente de esta época toma muchas referencias para hacer unas descripciones muy creativas, precisas y muy plásticas.
La historia que Alana cuenta, en principio, puede parecer autobiográfica, pero es una ficción con una importante carga de vivencias personales y, a través de estas, nos hace una profunda presentación de la multitud de personas que sienten la exclusión social. Lo hace mientras nos cuenta el recorrido vital de una niña, como decía al principio, que no sabe cómo habitar su cuerpo y lo hace a través de todas las personas que van apareciendo en su vida y a través de la cuales nos pone de manifiesto la multitud de motivos por los que se llega a la exclusión social. A veces no se llega, se nace directamente y eso también lo cuenta cuando habla del barrio en el que nació y en el que vivió su adolescencia, San Blas.
La novela es también un paseo por todos los rincones de Madrid, tanto el nocturno como el que se recorre a la luz del sol. El Madrid de los años ochenta y noventa hasta el actual. Por supuesto, nos lleva por Chueca y Malasaña por ser protagonistas del tiempo en el que sucede gran parte de la novela.
La mala costumbre es una lectura muy recomendable por lo que cuenta y por cómo lo cuenta.
Trata temas como la familia, el amor y la incomunicación dentro de ella; la soledad, la violencia, la disforia, la lucha de los transexuales, la pobreza y la conciencia de clases, la vida en los barrios marginales, la solidaridad entre vecinos, la sororidad, la dignidad.
En esta lectura descubrí lo dañino y traumático que es la mala costumbre de validar o hacer oídos sordos a cualquier cosa o cualquier palabra que arañe el alma, sobre todo en la infncia porque, como bien dice la protagonista, las conversaciones tan inocentes de los mayores contienen sentencias que condicionan y a veces imponen una forma de vida que no coincide con lo que se siente.
La autora de la ilustración de la portada es Roberta Marrero, Las Palmas, artista plástica, escritora, poeta, cantante, actriz y diseñadora, que puso fin a su vida en mayo de este año.
