TE RECOMENDAMOS…H. P. Lovecraft. Contra el mundo. Contra la vida, de Michel Houellebecq

H. P. Lovecraft. Contra el mundo. Contra la vida, de Michel Houellebecq

Una reseña de Rubén Mettini

Editorial Anagrama. 2021

El escritor y filósofo francés Michel Houellebecq descubrió los cuentos de Howard Phillips Lovecraft con dieciséis años y volvió con frecuencia a los textos del maestro del terror cósmico. ¿Qué poseía Lovecraft como para despertar tal fascinación en alguien tan ajeno a los mitos de Cthulhu? La respuesta a esta pregunta nos conduce a través de un lúcido ensayo en el que Houellebecq analiza la vida del autor estadounidense relacionada con sus obras.

Howard Phillips Lovecraft (lo citaré como HPL) nace en Providente (Rhode Island) en 1890. Su familia provenía de una distinguida tradición burguesa venida a menos, razón que marcó la personalidad elitista del autor de Providence. Su padre murió cuando este era aún muy pequeño y su madre lo sobreprotegió, intentando que no se relacionara con gente que ella consideraba de clase inferior.

En 1908, a la edad de 18 años, es víctima de una «depresión nerviosa» y se sume en un letargo de 10 años. No escribe. Los estudiosos del escritor desconocen casi todo sobre ese período entre los 18 y los 28 años. En una carta, a los 28 años, dice: «Solo estoy vivo a medias; derrocho gran parte de mis fuerzas en sentarme y andar; mi sistema nervioso es una ruina, estoy completamente embrutecido y apático…». Acostumbra a decir que la vida es dolorosa y decepcionante, que la vida adulta es el infierno, que no tiene ningún sentido escribir más novelas realistas.

Cuando lee libros, comenta que está tan harto de la humanidad y del mundo que nada consigue interesarlo a no ser que incluya dos crímenes por página o que trate de horrores innominados procedentes de espacios exteriores. La vida no tiene sentido para HPL, pero tampoco la muerte. Morirse no aporta la más mínima calma. El horror cósmico, al que se ve sometido, está más allá de la vida y la muerte.

Houellebecq comenta: «[A Lovecraft] Le gusta documentarse sobre cualquier cosa, ya sean los rituales aztecas o la anatomía de los batracios, pero no, desde luego, sobre la vida cotidiana». No desperdiciará ni media página en contar la vida de un americano medio, como hacen otros autores vinculados a la ciencia-ficción y el horror. Jamás tocará dos temas típicos de la literatura: el sexo y el dinero. Prescinde absolutamente de estas materias, como si no existieran.

La única pretensión de los relatos de HPL es llevar al lector a un estado de fascinación. Los sentimientos humanos de los que quiere oír hablar son la maravilla y el pánico. Su temática serán los seres espantosos. Considera que más allá de nuestra percepción deben existir otras entidades, otras razas, otras criaturas. Seguramente algunas de estas criaturas sean muy superiores a nosotros en inteligencia, pero esto no es por fuerza algo de lo que debamos alegrarnos. Solo podrían desear destruirnos. Aunque su escritura se centre en la detallada descripción de arquitecturas malsanas, horribles monstruos y universos que tienden a la demencia, hay también fragmentos de gran delicadeza y enorme profundidad en su prosa.

La tesis esencial que desarrolla Houellebecq es que en la vida de Lovecraft no pasa casi nada, es una vida vacía, pero, en 1920, cuando tiene 30 años, conoce a una periodista judía mayor que él. Esta mujer y las vicisitudes de su relación marcaran profundamente la obra literaria. Sonia Haft Greene se enamora de inmediato del escritor. HPL mantiene una actitud reservada, es un caballero y, además, no ha tenido hasta el momento ninguna experiencia con mujeres. Dos años más tarde se casan. Sonia parece entender perfectamente la frigidez, la timidez, la repugnancia que Lovecraft siente por la vida.

Hasta ese momento el escritor vivió en total aislamiento en su casa de Providence y, junto a su mujer, va a vivir a Brooklyn. La gran ciudad lo atormenta. Tiene una absoluta incapacidad para encontrar trabajo allí. Alguna carta citada en el libro, enviada por Lovecraft a sus posibles empleadores, deja claro que es un hombre inepto para cualquier oficio. Sonia es una mujer sociable, tiene muchas amistades, organiza reuniones en su casa. Él se muestra gentil en esa época. De todos modos, resultaba difícil que la unión durara, teniendo personalidades tan opuestas.

En 1926, se produce la separación. Lovecraft deja el apartamento de Nueva York y vuelve a Providence, a compartir su soledad con una de sus tías. Tiene 36 años, pero nunca más tendrá relaciones con ninguna mujer. Aquí es hacia donde apunta la tesis de Houellebecq. En 1926 su vida en el mundo está terminada, pero precisamente en ese momento comenzarán sus grandes obras. Lo que el autor llama «grandes textos». La gran ciudad lo marcó de manera definitiva. La convivencia con negros y emigrados, lo que él denominó la «hibridación maloliente y amorfa» le ha provocado un odio visceral.

El autor nos dice que Lovecraft fascina quizás, precisamente, porque su sistema de valores resulta completamente opuesto al nuestro. Es abiertamente reaccionario, marcadamente racista, hace gala de sus inhibiciones puritanas y considera repulsivas las «manifestaciones eróticas directas». Considera que es una tontería la democracia y que el progreso, una falsa ilusión.

Houellebecq afirma: «Los escritores de literatura fantástica son, por regla general, reaccionarios, por la sencilla razón de que son especialmente, podríamos decir profesionalmente conscientes de la existencia del Mal». Además, enumera lo que ha llamado los «grandes textos». Los cito para quien quiera sumergirse en su hipnótica lectura. Añado el año en que fueron escritos:

La llamada de Cthulhu, de 1926.

El color surgido del espacio, 1927.

El horror de Dunwich, 1928.

El susurrador en la oscuridad, 1930.

En las montañas de la locura, 1931.

Los sueños de la casa de la bruja, 1932.

La sombra sobre Innsmouth. 1932.

En la noche de los tiempos, 1934.

Sola falta contar el final de este escritor. En 1937, con 46 años, sufre de un cáncer de intestino que se extiende a todo el tronco. Ingresado en un hospital, se comporta como un enfermo ejemplar. Es afable y gentil. A pesar de sus terribles dolores, muestra una cordialidad que deja impresionadas a las enfermeras. Tuvo tanto rechazo a la vida que aceptará la muerte sin una sola palabra de arrepentimiento. Como comentan los biógrafos: «Una vez muerto Lovecraft, nació su obra». Y su influencia llegó a infinidad de autores de temas fantásticos y de horror. También son ejércitos los lectores devotos, seguidores de este autor. Lo cierto es que es difícil leerlo y no caer absolutamente fascinado por sus invenciones.

Una breve información sobre el autor de este estupendo ensayo. Michel Houellebecq es un poeta, novelista y ensayista francés. Sus novelas Ampliación del campo de batalla, Las partículas elementales y Plataforma se han vuelto hitos fundamentales de la nueva narrativa francesa, por describir la miseria afectiva y sexual del ser humano a caballo entre el siglo XX y el XXI. Su obra generó lo que se llama «fenómeno Houellebecq» que ha provocado encendidos debates.

Rubén Mettini

5 comentarios

  1. Estupenda reseña. Tienes el arte de incitar a la lectura de cada libro que nos presentas en el blog. Hace años vi la película ‘Las partículas elementales’ y no tenía ni idea de que estaba basada en una novela de este autor, desconocido totalmente para mí. Me acercaré a Houellebecq. Gracias, Rubén. Abrazo.

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    • Para mí fue también una gran sorpresa este libro, Pepa Molina. Y como dijo Maite de Vega sobre esta reseña, logró tener pistas sobre la vida desconocida de Lovecraft. Gracias por comentarlo.

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