TE RECOMENDAMOS… El accidente, de Raquel Rivas Rojas

El accidente, de Raquel Rivas Rojas

EL ACCIDENTE

Una reseña de Marlenis Castellanos

Ediciones La orilla negra Venezuela, 2018- colección de novelas Bichos de la orilla

El Accidente es la última novela de la escritora venezolana Raquel Rivas Rojas, periodista residenciada en Edimburgo desde hace algunos años. En esta obra, especialmente intimista, la autora narra el regreso a Venezuela de Olga, profesora que vive en Londres, con su gato casi ciego Olga va su país a una dura misión: enterrar a su única hermana asesinada durante un asalto a un banco.

Este bien pudiera se el resumen del libro. Sin embargo, me quedaría corta y me sentiría mezquina si así lo presentara. Raquel hace una vuelta a su vida, a sus orígenes, a sus recuerdos más dolorosos, a los más queridos y a su familia. Comparte el dolor de perder a un pariente en un “accidente”, aunque como ella escribe “todos sabemos que hablamos de asesinatos cuando alguien joven y sano moría en aquellos días de crueldad infinita”. Comparte la tristeza de sus heridas por el recuerdo de los que ya no están; la desolación de encontrarse con un país que ya no es el mismo de su juventud, 20 años después de revoluciones, convertido ahora en calles desoladas, de gente hurgando en la basura, con cadáveres en el Rìo Guaire en pleno mediodía de Caracas, atiborrado de discursos infinitos de difuntos que después de muertos vociferan en la radio y la televisión, de ciudadanos hastiados del abuso cotidiano de los cubanos que invadieron a una Venezuela humillada bajo sus órdenes y su arrogancia.

Es también su reencuentro con la luz del trópico, con sus amigas en Caracas (resumidas en Patricia y Sere) y sus relaciones familiares en su pueblo natal, a donde viaja para da sepultura a su hermana y para toparse con la calles vacias y sus allegados ya muy lejanos.

Es un libro en el cual Raquel quiere sanar sus heridas y su profunda tristeza por la muerte de su hermana. Lo deja sabe en todo el libro aunque nunca lo manifieste y solo lo resuma en una frase que repite con insistencia: no quiere saber nada de su muerte, no quiere detalles, por que “la verdad no sirve para nada frente a la muerte”.

El libro salió a la luz el año pasado en Caracas. Desde entonces, Raquel sigue escribiendo y haciendo traducciones desde Edimburgo. No sé si su dolor ha amainado. Yo que la conozco desde que estudiábamos periodismo en la Universidad Central de Venezuela, creo que sigue con su tristeza a cuestas y echando de menos a los que ya no están con ella. Pero le agradezco, infinitamente, que haya querido compartir sus heridas con nosotras, las que las queremos desde hace tantos años. Olga, regresa a su vida londinense y se despide de sus afectos “al aire libre, en medio de la calle, para que parezca que nos veremos al dia siguiente”. Yo prefiero abrazar fuerte a quien se ausenta por largo rato. Por eso aprovecho estas lineas para repetir el abrazo de despedida que le dimos a Raquel hace años en el restaurante de Sere, en Caracas. Este libro bien vale “un abrazo apretao”.

Marlenis Castellanos

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