Raíces
Siempre creyó que cada pueblo vivo guarda en sus profundidades, en sus raíces, su verdadera historia, la que nunca podrá leer nadie. Una novela de misterio, que por la vida que hubo y sigue habiendo, va escribiéndose en el aire y, que como el vino que se guarda por años en la bodega, con sus diferentes aromas, continúa saboreándola el tiempo.
Si los lugares tienen alma y esencia, me lo contaran todo, me dijo una vez. Desde su jubilación, peregrinaba por cada rincón del mundo. Como una especie de ritual, tocaba la puerta de cada uno, metía sus manos bajo la tierra y, si sentía el calor y la energía que desprendía, se adentraba. Sin sacarlas, se dejaba agarrar por lo que se escondía en las entrañas, descubriendo parte del misterio. Liberándose, caminaba curiosa por las calles empedradas o asfaltadas, las plazoletas, las casas, las avecinas, los puertos,…escenarios, que con el pasar del tiempo, le susurraban al oído, la cobijaban y la arropaban desvelándoles la otra parte, la vida que se acuesta sobre esa tierra.
Cuando me despedí de ella, puntualizó: “la historia que percibo y que escribo de cada pueblo, quizás no sea la real, pero créeme cuando te digo, que las raíces me hablan como los pueblos me susurran”.
palabrayverso 
Te creo Rosario, te creo
Me gustaLe gusta a 1 persona
Imagino que te habrá traído recuerdos. Un abrazo Martín! Gracias por tus palabras que dicen mucho.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Bellísimo mi querida Rosario. Un besote enorme mi niña.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchas gracias querido Manuel!! Otro enorme para ti!!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Me ha encantado. Muchos besos y mis felicitaciones.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Hay pueblos que hablan por si solos, hasta el aroma de sus calles te dicen como son por dentro… Geniales palabras, tu forma de contar las cosas de manera tan sutil es maravillosa… Abrazos
Me gustaLe gusta a 1 persona
¡¡Mil gracias por tus palabras, Edu!! Sin duda que sí, cada lugar es un descubrimiento y aprendizaje. ¡¡Abrazos!!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muy hermoso, Rosario Ibrahim. Leí dos párrafos del cuento convencido de que era un hombre quien relata esas experiencias con la tierra y el pueblo. En el tercer párrado, al leer: «cuando me despedí de ella», me di cuenta de que era una mujer. Mi enhorabuena.
Me gustaMe gusta
Y qué bueno cuando consigues que el lector se sorprenda. ¡¡Muchas gracias por tus palabras, Rubén!! ¡¡Un fuerte abrazo!!
Me gustaMe gusta