Historias del buen Dios, de Rainer Maria Rilke

Una reseña de Roberto Iglesias

FICHA TÉCNICA

• AUTOR: Rainer Maria Rilke
• OBRA: Historias del Buen Dios
• EDITORIAL Plaza & Janes S.A.
• PAGS: 167

Hasta que no lean este librito, seguirán llevando in mente el rótulo de Rilke Maria Rilke (Praga, 1875 – Suiza, 1926) como exclusivo poeta religioso, inmenso e imprescindible. Pero además de eso fue un prosista místico y spinozista.

En primer lugar, esta pequeña obra parece ser el resultado efectivo de la honda huella que le improntó Rusia (su patria simbólica, la madre Rusia. Moscú 27 Abril de 1899). Rilke, como bien demuestra en su pequeña biografía Federico Bermúdez-Cañete ( ‘Rilke, vida y obra’. Editorial Hiperión),  huía de si mismo, viajaba incansablemente ante el desasosiego de sus permanentes neurosis. Y cada viaje, cada estancia, se convertía en un momentum creativo. Así estas trece narraciones son las destilaciones de ese periplo. Breves fábulas contadas a sí mismas que poseen el don de abogar por cuestiones morales de tendencia religiosa en el sentido más panteísta; como insistiendo en los errores del ateísmo racionalista: la oscuridad de los fríos corazones analíticos ha de chocar necesariamente ante la percepción de lo sublime, de la belleza, de la precomprensión absoluta de los infantes: los que entienden sin razonar.

Los grandes poseen un perfume especial y único. Y, tras ser leídos, dejan siempre el regusto de no haber uno perdido el tiempo. Quod tacuit, placet.

Roberto Iglesias