Las playas de la infancia eran
Caprichos de la sal y el viento
llamamos a las playas
que pueblan nuestra infancia.
Jugar con sus colores era
la única obligación del día:
verde claro la ola que limpiaba
de arena nuestras manos y tobillos.
Verde botella los juncos afilados
que pinchaban con su punta
la barriga de las nubes corretonas.
Azul el mar en otras horas
y amarillo el sol allá en lo alto
sin entender el porqué
de su altanera porfía de astro rey.
Rojo, en fin, su ocaso en esa hora
que yo daba en llamar la hora bruja:
vacía la playa y aquietado el viento,
rendido el sol a su último portazo
y nuestra boca seca de tanta sed
por saberse niño y, sin embargo,
querer ser hombre y no saber cómo.
Las playas de la infancia eran
primorosos cromos de colores
que no admitían cambios nunca.
Facebook: Esteban Cabrejas Martín
Foto de la web «El mundo en blanco y negro»
Oviedo, 3 de junio de 2016
Definitivamente, me ha encantado. Por unos instantes, he regresado a la niñez de los mágicos días estivales envuelta en esos bellos colores impregnados en nuestras retinas infantiles y sus recuerdos asociados. Excelente. Un saludo.
Me gustaMe gusta