Tan sola en el lago espejo
(a Irene)
El lago es un espejo que todo lo refleja, lo duplica, lo repite, hasta el punto de que ya no se sabe dónde es arriba y dónde es abajo. Veo a los que están en la otra orilla, por encima y por debajo del borde. Parecen tan vitales, tan alegres, con sus pies chapoteando en el agua, conversando, riendo, queriéndose. Los observo desde el otro lado, quietecita y tan sola, preguntándome si ellos me verán a mí, como yo veo el cielo en el fondo, los árboles sumergidos.
Una horrible inquietud me embarga, porque todo se refleja pero yo no. Y porque tanta luz, tanta belleza y tanto amor me duelen. Y ya se sabe qué significa eso, lo he visto en muchas películas de miedo. Intento tranquilizarme diciéndome a mí misma que los vampiros no llevan nunca los tobillos descubiertos ni salen por ahí de día. Por si acaso, por si alguien se da cuenta, más vale que regrese a la oscuridad del sótano en el que vivo desde hace una eternidad…
Facebook: Yoly Hornes
Foto: Internet
Inquietante relato. Me ha gustado mucho. Gracias!!
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Qué bueno que te haya gustado, Esteban. Gracias a ti por leerme. Un abrazo.
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Precioso relato, comienza como aquel de Las ciudades invisible de Italo Calvino, luego da una vuelta completa y consigue inquietar como ha dicho Estebán más arriba (o más abajo). Un microrrelato conseguido. Espero que Palabra y Verso nos regale más micros como este.
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Gracias, Rubén, Me hace feliz lo que comentas. Ahora recuerdo vagamente el cuento de Calvino que dices, no lo había pensado. Un beso.
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Me olvidé comentar que la foto es maravillosa. Tengo curiosidad por sabér qué ciudad es esa.
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Sí, a mí me fascinó esa foto en cuanto la vi, y, de hecho, me inspiró esta historia de inmediato. Desgraciadamente, no sé quién la hizo ni dónde está situada. Pero, desde aquí, felicito a su autor o autora.
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Precioso relato ,me gusto mucho.
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Gracias, Marisa. Me pone contenta tu comentario. Un abrazo.
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Hermoso relato, como hermosa es quien lo escribe. En todos los sentidos.
Gracias por dedicármelo, Yoly. Te quiero.
Irene
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Gracias a ti, cariño, por inspirarme, y no sólo esta historia. Te quiero. Seguiremos caminando juntas, haciendo equilibrios, en la cuerda floja de la escritura y en la cuerda fuerte de la amistad.
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